Las circunstancias ganan siempre, la voluntad se embiste derrotada y
derrochada, el mundo se cae y me arrastra a las artificiales dudas, esas que
queman. Entonces, entonces, ¿entonces qué? La poesía es dulce y macabra, como
los umbrales o las sombras, vive a nuestro alero y nos absorben. El mundo jamás
será perfecto, y la relatividad se acabó en este mismo instante.
Entonces, repito entonces, las circunstancias ganan, me
queda seguir mirando con una abrasiva lentitud el final de un deja vu, volver a
lo diecisiete y con la vida larga robada.
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