sábado, febrero 19, 2011

Un gesto emotivo



-¡A ESCENA!– el Director y su megáfono
Las seis cámaras estaban listas y el botón rojo comenzaba a parpadear. Era el clímax del rodaje y en estos minutos uno de los tres protagonistas debía morir, no tenían libretos, era teatro improvisado del tipo dramático.

Los dos que quedarían vivos, se ocultarían solo en la miseria, no había otro lugar dentro de ese cubo de murallas.

Estaban todos desnudos, pintados con ceniza azul, por momentos de teatro pasaban a butoh, y del butoh al teatro, los protagonistas aún no sabían quien moriría, ni entendían los gritos del director pidiéndoles no fingir.
-¡CORTEN!- Gritó el director, e impávido sobre su asiento playero siguió; -¿PARA ESO LES PAGO?-
-SEGUIMOS-

Dos de los actores pasaron de un beso a bailar sus libidos, el tercero en un gesto emotivo sacó un puñal escondido bajo la alfombra e intentó lanzarlo al director gritando –LIBERTAD-.

El Director en carcajadas tomó el puñal y le cortó una oreja a uno de los que bailaban, por su parte, el desorejado clavó el estilete bajo la tercera costilla del libertario actor, poniéndole punto a su vida.

Era el momento, el director llorando de emoción, comenzó a bailar entre la sangre de los dos, ahora, miserables bailarines.

Aún no sabían quien debía morir.

1 comentario:

Ilish dijo...

Ya, debo decir que me imaginé toda esa historia, y me gustaría ser director de cine para graficarla, sin sangre de verdá claro.